El valor del "No".

Juan había vivido su vida como se le antojaba. A los 19 años, conoció a la "mujer de su vida" y decidió pasar "el resto de sus días" junto a ella. Contando con esa edad, por supuesto Juan aun no había empezado ninguna carrera universitaria. Su novia, ahora su esposa, insistia constantemente para que hiciera algo al respecto.

Varios intentos de cursar una carrera, no parecián prosperar: "Aquí los profesores son unos idiotas." "Aquí, los compañeros." "Ahora no puedo estudiar, debo estar a tu lado para ayudarte en lo que necesites." y así pasaban los años sin que Juan terminara ninguna carrera que iniciaba.
También tenía por costumbre prestar dinero y comprar cualquier cosa a crédito aunque no fuera verdaderamente necesaria. Y su falta de estudios, le impedía acceder a puestos donde pudiera esperar recibir salarios más elevados.
Pronto las deudas de Juan y María se vieron tan fuertes como la falta de disciplina de Juan. Tuvieron que vender varios de sus bienes para poder pagarlas sin saber si alguna vez podrían volver a contar con ellos.

María por su parte, era una mujer aplicada, disciplinada. Habia aprendido el valor del estudio y el trabajo duro por aquello que deseaba y así lo practicaba. Pero las decisiones de Juan fueron arrastrando su matrimonio a un punto en que ella ya no podía sostener a ambos.

En varias ocasiones, también, María se había sentido presionada por Juan para dar más de lo que podía de si misma . Ya que con tantos esfuerzos y sin dar abasto a la familia, Juan sin considerar el cansancio sicológico y físico que su esposa soportaba a diario, le exigía estar siempre alegre, siempre jovial, por que él "no podía soportar el mal humor o la frialdad." Necesitaba una esposa perfecta . . . María NO tenía permiso de sentirse frustrada, cansada, ni siquiera enferma.

No necesitaremos mucha imaginación para adivinar el final de la historia. Y tampoco para darnos cuenta de que el caso de Juan y María no ha de ser muy raro, repetíendose en más de un hogar.

Lo que debemos hacer ahora, es ir a los orígenes, saber por qué Juan no parecía atinarle a nada bien. Al inicio de la historia, mencionamos que él "vivía su vida como se le antojaba." No sabemos la razón, tal vez sus padres nunca estuvieron ahi para educarle, o tal vez eran demasiado permisivos, o tal vez una peligrosa combinación de ambos.

Y lo que muchos padres no se imaginan, es el VERDADERO DAÑO a largo plazo que hacen a sus hijos al darles TODO lo que piden. Al no enseñarles a oir con respeto la palabra "No." Juan había vivido según sus principios, si quería algo, se lo daban, tal vez por que los padres se encontraban tan ensimismados en sus propios problemas que consideraban una pérdida de tiempo discutir con el hijo, y les resultaba más fácil, simplemente asentir a todos sus caprichos.

Ahora Juan, era un adulto, 25, o 30 años tal vez, pero en su interior, el seguía con la mentalidad de un niñito de 6 años, que patalea y frunce el ceño para que se le de lo que quiere. Todo lo compraba aunque no lo necesitara, por que NO sabía esperar, nunca le habían dicho "No hijo, ahora no podemos." Entonces a él, simplemente le era imposible esperar, para obtener lo que deseaba.

También le era imposible ponerse en el lugar de la esposa y le parecía una pérdida de tiempo tanto trabajo y estudio, interpretándolo al contrario, como una falta de atención para con él. Por que "solo él debía recibir todas las atenciones." Tal y como había sido su durante su niñéz.

Ahora, seguramente, Juan se preguntaba por qué todo le iba tan mal, por qué nadie pareciá comprenderle? Por qué solo encontraba "exigencias" de las personas de quienes esperaba solo afecto. A él nadie le había enseñado a trabajar por lo que desea, ni siquiera por su propia felicidad. Esperaba recibirlo todo de afuera, de los demás, sin esfuerzo y se enfadaba, irremediablemente con los que no le daban lo que el esperaba. Y cuando daba alguna atención, o por el más mínimo esfuerzo, esperaba recompensas grandes e inmediatas. Seguramente sus padres lo premiaban cada vez que obtenía buenas calificaciones, con algún obsequio material.

Papás y mamás: si verdaderamente aman a sus hijos. NO LES DEN TODO LO QUE ELLOS OS PIDEN. Enseñenlés desde pequeñitos, que toda acción tiene una consecuencia y que hay que trabajar por lo que se quiere. NO ARREGLEN SUS DESÓRDENES. Enséñenles a arreglar lo que ellos desordenaron. NO LOS DEFIENDAN CUANDO HICIERON ALGO MALO. Enseñenles a asumir las consecuencias de sus actos con valentía. TAMPOCO LOS PREMIEN CON REGALOS CADA VEZ QUE HAGAN LO QUE ELLOS SIMPLEMENTE DEBEN HACER. Obtener buenas calificaciones, portarse bien en clase, cumplir con todas las tareas, son cosas que los niños deben hacer. Si quieren darles obsequios, háganlo sin motivo alguno, simplemente por que los aman y por que pueden hacerlo. Sin exagerar. Así ellos sabran lo mucho que valen en todo momento, sin importar lo que hagan o dejen de hacer. Y no necesitarán que los llenen de premios en el futuro para alimentar su pobre autoestima.
La mayoría de estas son lecciones que parecen dolorosas, y difíciles de inculcar día a día. Pero el esfuerzo que hoy pusiereis en enseñarles estas cosas, hará de ellos personas realmente felíces en el futuro. Comprenderán que ellos tienen el control de sus vidas y vivirán asumiendo esta responsabilidad plénamente sin culpar a nadie de sus desgracias. Vivirán contentos con lo que son y lograrán mucho más que los que recibieron todo "de regalo."